miércoles, 19 de diciembre de 2007

La realidad provoca la ficción (a veces)

Aparte de un escritor y licenciado, Teira es humano, es una persona de carne y hueso, con unas vivencias y experiencias definidas. La realidad, sólo a veces, se introduce en su ficción, provocándole la creación de personajes existentes, aunque ciertamente postergados en el subconsciente.
Pero es que, además, como buen escritor, hace que cada uno de los personajes, se manifieste y sea descrito absolutamente a tono con su condición.
Los dos ejemplos más claros son:
La violencia de las violetas, la historia real de algunos reporteros en Sarajevo, que Félix leyó en su momento, poco antes de intentar partir hasta el sitio en guerra; ya digo, las experiencias de reporteros conocidos como Gervasio Sánchez, corresponsal del Heraldo de Aragón y El País (que tiene actualmente una espectacular exposición sobre las guerras en la DGA, ya que además de periodista, es fotógrafo de sus propios reportajes) o también del corresponsal de El Mundo, Lobo; amén de la propia rabia interior de Teira, provocada por la estulticia y el genocidio en el que desembocan siempre las guerras, más incluso las civiles, por poner algún ejemplo; le sirve a nuestro escritor para describir a un vecino del sitio, un francotirador, que muestra "[...]como en las guerras, siempre injustas, sale el animal que llevamos dentro[...]".
También escribe con las imágenes de la guerra africana entre Hutus y Tutsis en la mente y en el corazón, plena de barbaridades y crueldades que parecen mas propias de animales que de humanos.
Igualmente, se basaría en Territorio Comanche para el asilo abandonado, donde viven los viejos (metáfora acerca de que los débiles pierden siempre).
¿Y a tí aún te cuentan cuentos?, con la aparición de un extraño y singular personaje, un tipo chulo y aciago individuo él, excluido de un grupo de amigos, precisamente por esa altanería. El caso real era justamente al contrario: un joven, medio hombre ya, de madre prostituta y marginado por un grupo de chulos. Lo que quiso Teira es darle una pequeña vuelta de tuerca. Hasta los marginados por la sociedad (terrible situación la suya) se merecen una mención.
Contaba Félix Teira también, acerca del personaje de este libro, Blesaploú, que formó su nombre por el cariño que tenía a dos pueblecitos turolenses muy pequeños, a Blesa y a Ploú. Y además, que por estos dos pueblos pasaba el ferrocarril de Utrillas, que se nombra también en el libro.

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